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El enfoque en la novela

De un post sobre ¿Qué es una novela?, salté a un pdf sobre una conferencia de Ignacio García-Valiño. Rescato esto:

El enfoque es el punto de vista, el ángulo especial por el que vas a atacar. Un argumento aparentemente trillado, una love story, por ejemplo, puede resultar una gran historia si se le da un enfoque interesante, o novedoso.

Es muy difícil, si no imposible, encontrar argumentos vírgenes. Lo moderno, lo que amplía las posibilidades de la historia es el enfoque. En la novela que estoy leyendo ahora, Rabos de lagartija, de Juan Marsé, el narrador es un feto. En la novela moderna, prima la subjetividad del enfoque por encima de todo. Es el prisma a través del cual miramos lo que hace parecer que el mundo sea diferente.


Caperucita Roja

Hoy en un taller literario en la ciudad se leyó este poema de Gabriela Mistral:

Caperucita Roja visitará a la abuela

que en el poblado próximo sufre de extraño mal.

Caperucita Roja, la de los rizos rubios

tiene el corazoncito tierno como un panal.

A las primeras luces ya se ha puesto en camino

y va cruzando el bosque con un pasito audaz.

Sale al paso Maese lobo, de ojos diabólicos.

“¡Caperucita Roja, cuéntame a dónde vas!”.

Caperucita es cándida como los lirios blancos.

“Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel

y un pucherito suave, que se derrite en jugo.

¿Sabes del pueblo próximo? Vive a la entrada de él”.

Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,

recoge bayas rojas, corta ramas en flor.

Y se enamora de unas mariposas pintadas

que le hacen olvidarse del viaje del Traidor.

El lobo fabuloso de blanqueados dientes

ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,

y golpea en la plácida puerta de la abuelita

que le abre. ¡A la niña, ha anunciado el traidor!

Hace tres días la bestia no sabe de bocado.

¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!

… Se la comió riendo toda y pausadamente

y se puso en seguida sus ropas de mujer.

Tocan dedos menudos a la entornada puerta.

De la arrugada cama, dice el Lobo: “¿Quién va?”.

La voz es ronca. “Pero la abuelita está enferma”,

la niña ingenua explica. “De parte de mamá”.

Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.

Le tiemblan en las manos gajos de salvia en flor.

“Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho”.

Caperucita cede al reclamo de amor.

De entre la cofia salen las orejas monstruosas.

“¿Por qué tan largas?”, dice la niña con candor.

Y el velludo engañoso, abrazando a la niña:

“¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor”.

El cuerpecito tierno le dilata los ojos.

El terror en la niña los dilata también.

“Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes ojos?”

“Corazoncito mío, para mirarte bien…”

Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra

tienen los dientes blancos un terrible fulgor.

“Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes dientes?”

“Corazoncito, para devorarte mejor…”

Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos

el cuerpecito trémulo, suave como un vellón,

y ha molido las carnes y ha molido los huesos

y ha exprimido como una cereza el corazón.


El prisionero del cielo

Un par de fines de semana atrás terminé de leer El prisionero del cielo, la tercer novela de la historia del Cementerio de los libros olvidados, de Carlos Ruiz Zafón.

Es un libro eslabón, por que une el primer libro, La sombra del viento, con el segundo, El juego del ángel. Me gustó mucho, pero me parece que el próximo va a ser mejor.

Lamentablemente no recuerdo casi nada de los anteriores. Es tiempo de una relectura.


Videos sobre El entenado de Saer

Hoy vi 2 videos sobre El entenado del escritor santafesino Juan José Saer:

    <li><a href="http://www.youtube.com/watch?v=8DwtjkVBrXo" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=8DwtjkVBrXo</a></li>
    
    <li><a href="http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2012/06/el-entenado-de-saer.html" target="_blank">http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2012/06/el-entenado-de-saer.html</a></li>
    

    Parece mentira que llamándome Juan José y viviendo en Santa Fe no haya leído nunca un libro de Saer. Ya caerá alguno en mis manos.


    Antología de literatura fantástica

    El fin de semana empecé a leer la Antología de literatura fantástica de Borges, Bioy Casares y Ocampo.

    Me recomendaron que cuando lo termine siga con:

      <li>Cuentos breves y extraordinarios</li>
      
      <li>El libro del cielo y el infierno</li>
      
      <li>El libro de los seres imaginarios</li>
      


      Kryptonita

      El fin de semana terminé de leer Kryptonita, la última novela de Leonardo Oyola. El policial plantea la siguiente pregunta: ¿qué hubiese pasado si en lugar de caer en una granja en Estados Unidos, Superman hubiese caído en el conurbano bonaerense?

      Me gustó, una novela muy ágil. Para leer volando, diría.



      Asimov sobre la escritura y su reciente casamiento

      Empecé a leer a Asimov en la universidad. Mi amigo César fue mi dealer por muchos años hasta que compré un par de sus obras. Algunos de los libros que me prestó fueron los que integraban la serie La edad de oro de Asimov (The early Asimov) con cuentos escritos en su juventud y La edad de oro de la ciencia ficción (Before the golden age) que recopila cuentos que leyó en su juventud.

      Lo más interesante de esta serie de libros son los textos que hay entre cuento y cuento. Asimov cuenta anécdotas de cómo escribió el texto, en qué circunstancias,  cómo era su vida, como era el mundo de la ciencia ficción. Si el texto no es suyo da una opinión o habla de su relación con el autor.

      En muchas ocaciones, estas anécdotas son más intereantes que los propios cuentos que anteceden. Son la autobiografía que Isaac Asimov siempre se negó a escribir. Hace un par de días recordé una de esas anécdotas, y es la de cuando Asimov se casó. Recordaba una frase que me había resultado muy graciosa:

      Había sido buena idea darle a la máquina para pagarme los gastos del colegio cuando no tenía otra fuente de ingresos; pero ahora, ¿para qué habría tenido que escribir? Además, con seis días de trabajo, o sea, cuarenta y cuatro horas semanales, y el apasionamiento de un matrimonio reciente, ¿quién habría tenido tiempo?

      Le pedí a César si podía encontrarme el libro donde estaba y a la vuelta de correo tenía estas páginas fotografiadas:



      Gobernados por la fatalidad

      Del libro Querer escribir, poder escribir de Javier Chiabrando. Página 15.

      En una buena novela, así como en un buen cuento, las cosas se desarrollan de tal manera que el lector piense que nunca podrían haber sido diferentes. Los hechos de una historia narrada con palabras escritas parecen (deberían parecerlo) gobernados por la fatalidad.