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La convención

El 22 de agosto de 2012 se llevó a cabo en la ciudad de Santa Fe una reunión muy particular. Esta tuvo lugar en el salón de convenciones del hotel Los Silos, ubicado en el puerto de la ciudad, junto al casino.

Si se lo miraba desde lo pisos superiores, el lugar era un campo de frutillas. Las caperuzas cubriendo las cabezas de todas las invitadas casi no dejaba ver el gris del mármol que pisaban.

Había caperucitas de alma y caperucitas de profesión. Había caperucitas quinceañeras y caperucitas que ya eran abuelas.

Estaba, por ejemplo, la reconocida actriz Lucía Vertucci, protagonista del éxito Caperucita y el motochorro. E incluso estaba Caperucita Rosa, cuyo nombre de bautismo era Carlos.

En total eran más de 200 personificaciones del legendario personaje de rizos dorados y sonrisa inocente.

El objetivo de la convención era dividirse las rutas para ir a visitar a las correspondientes abuelitas, ya que en una ciudad tan chica, muchas se encontraban cuando tenían que perderse y eso no era ninguna gracia en los cuentos. No sabían quien era la organizadora de semejante reunión, pero todas coincidían en que era una estupenda idea.

Cuando el maestro de ceremonia se disponía a hablar, la música bajó, las luces se atenuaron y todos hicieron silencio. El orador se aclaró la garganta tosiendo y su tos retumbó en toda la sala. Se acomodó las gafas sobre las puntiagudas orejas y tomó entre sus manos cuatro o cinco hojas de papel. No había empezado la primer oración de su discurso cuando caperucita, una, notó que las puertas se habían cerrado y que de la espalda del maestro de ceremonia asomaba una horrible, enorme y peluda cola de lobo.

Este cuento es una actividad del taller El brillo de la palabra. La consigna consistía en llevar el cuento de Caperucita Roja a otro lugar u otro tiempo, incorporando elementos de humor.


Simple template Latex para escribir una novela

Durante la última semana estuve buscando en Google distintas variaciones del título de este post sin resultado positivo. Busqué en español, en inglés y en checo. Nada.

¿Qué buscaba? Un archivo .tex con algunas definiciones básicas de formato que hagan que el resultado compilado luzca bien y en el que pueda escribir capítulos en archivo separados y que estos sean incluidos.

Abatido por las circunstancias, y fiel al espíritu del núcleo duro de los desarrolladores del kernel Linux, que dice que si algo no está es por que yo no lo hice, escribí el template Latex que quería.

O al menos una primera versión del mismo. Está hecho en base al documento de mi tesis de maestría (no publicado aún) pero mucho más simplificado. Para escribir una novela no se necesita (en principio) incluir gráficos, fórmulas matemáticas o código fuente.

El resultado está en github para poder mantener revisiones del mismo y para yo, o quien quiera, poder forkearlo cada vez que se quiera empezar una novela.

Forkeame en github.


Caperucita Roja

Hoy en un taller literario en la ciudad se leyó este poema de Gabriela Mistral:

Caperucita Roja visitará a la abuela

que en el poblado próximo sufre de extraño mal.

Caperucita Roja, la de los rizos rubios

tiene el corazoncito tierno como un panal.

A las primeras luces ya se ha puesto en camino

y va cruzando el bosque con un pasito audaz.

Sale al paso Maese lobo, de ojos diabólicos.

“¡Caperucita Roja, cuéntame a dónde vas!”.

Caperucita es cándida como los lirios blancos.

“Abuelita ha enfermado. Le llevo aquí un pastel

y un pucherito suave, que se derrite en jugo.

¿Sabes del pueblo próximo? Vive a la entrada de él”.

Y ahora, por el bosque discurriendo encantada,

recoge bayas rojas, corta ramas en flor.

Y se enamora de unas mariposas pintadas

que le hacen olvidarse del viaje del Traidor.

El lobo fabuloso de blanqueados dientes

ha pasado ya el bosque, el molino, el alcor,

y golpea en la plácida puerta de la abuelita

que le abre. ¡A la niña, ha anunciado el traidor!

Hace tres días la bestia no sabe de bocado.

¡Pobre abuelita inválida, quién la va a defender!

… Se la comió riendo toda y pausadamente

y se puso en seguida sus ropas de mujer.

Tocan dedos menudos a la entornada puerta.

De la arrugada cama, dice el Lobo: “¿Quién va?”.

La voz es ronca. “Pero la abuelita está enferma”,

la niña ingenua explica. “De parte de mamá”.

Caperucita ha entrado, olorosa de bayas.

Le tiemblan en las manos gajos de salvia en flor.

“Deja los pastelitos; ven a entibiarme el lecho”.

Caperucita cede al reclamo de amor.

De entre la cofia salen las orejas monstruosas.

“¿Por qué tan largas?”, dice la niña con candor.

Y el velludo engañoso, abrazando a la niña:

“¿Para qué son tan largas? Para oírte mejor”.

El cuerpecito tierno le dilata los ojos.

El terror en la niña los dilata también.

“Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes ojos?”

“Corazoncito mío, para mirarte bien…”

Y el viejo Lobo ríe, y entre la boca negra

tienen los dientes blancos un terrible fulgor.

“Abuelita, decidme ¿por qué esos grandes dientes?”

“Corazoncito, para devorarte mejor…”

Ha arrollado la bestia, bajo sus pelos ásperos

el cuerpecito trémulo, suave como un vellón,

y ha molido las carnes y ha molido los huesos

y ha exprimido como una cereza el corazón.


El prisionero del cielo

Un par de fines de semana atrás terminé de leer El prisionero del cielo, la tercer novela de la historia del Cementerio de los libros olvidados, de Carlos Ruiz Zafón.

Es un libro eslabón, por que une el primer libro, La sombra del viento, con el segundo, El juego del ángel. Me gustó mucho, pero me parece que el próximo va a ser mejor.

Lamentablemente no recuerdo casi nada de los anteriores. Es tiempo de una relectura.


Los caballeros de la Rosa impreso

Con el sol ya ausente sobre Santa Fe me llegué hasta la imprenta a buscar los libros que me adeudaban. 450. Con los 50 del adelanto de la semana pasado, suman las 500 copias que imprimí de Los caballeros de la Rosa mediante financiamiento colectivo.

Ya empecé a entregar sus copias a los productores o a contactarlos para hacerlo. ¿No tuviste noticias mías? Te me podés haber traspapelado! No dejes de escribirme.


Videos sobre El entenado de Saer

Hoy vi 2 videos sobre El entenado del escritor santafesino Juan José Saer:

    <li><a href="http://www.youtube.com/watch?v=8DwtjkVBrXo" target="_blank">http://www.youtube.com/watch?v=8DwtjkVBrXo</a></li>
    
    <li><a href="http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2012/06/el-entenado-de-saer.html" target="_blank">http://elseniordeabajo.blogspot.com.ar/2012/06/el-entenado-de-saer.html</a></li>
    

    Parece mentira que llamándome Juan José y viviendo en Santa Fe no haya leído nunca un libro de Saer. Ya caerá alguno en mis manos.


    Antología de literatura fantástica

    El fin de semana empecé a leer la Antología de literatura fantástica de Borges, Bioy Casares y Ocampo.

    Me recomendaron que cuando lo termine siga con:

      <li>Cuentos breves y extraordinarios</li>
      
      <li>El libro del cielo y el infierno</li>
      
      <li>El libro de los seres imaginarios</li>
      


      El hombre que soñó con su gato

      Un hombre terminó de cenar, lavó los platos y sacó su gato al patio, para luego irse a dormir.

      Mientras dormía, soñó que su gato lloraba en su puerta, se levantó y lo dejó entrar, para luego volver a dormir.

      Mientras soñaba que dormía, soñó que su gato lloraba en su puerta, se levantó y lo dejó entrar, para luego volver a dormir.

      Mientras soñaba que soñaba que dormía, soñó que su gato lloraba en su puerta, se levantó y lo dejó entrar, para luego volver a dormir.

      Mientras soñaba que soñaba que soñaba que dormía, soñó que su gato lloraba en su puerta, se levantó y lo dejó entrar, para luego volver a dormir.

      La secuencia se repitió 100 veces durante la noche.

      Cuando se despertó a la mañana siguiente, casi se desmaya cuando vio lo que había en la cocina.