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Este post fue migrado de un blog hecho con Wordpress. Si se ve mal, dejame un comentario y lo arreglo.
Después de una larga noche de trabajo, el viejo volvió a su casa, miró bajo el arbolito y no encontró ningún regalo. Arrastrando las pesadas botas negras caminó hasta el sillón y se dejó caer. Se sacó el gorro rojo y lo dejó sobre la mesita ratona. El pompón blanco colgaba.
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