Entré a la farmacia Luz y Fuerza...

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Entré a la farmacia Luz y Fuerza unos minutos antes de que cierren la puerta al público. Adentro éramos 300 almas. Apreté el botón para que me de un número. 318. Y a esperar. Por lo menos puedo sacar el celular y navegar un poco. Debo ser el mas joven, el resto de las personas son del club del PAMI o están tramitando el ingreso. Me distraigo leyendo un cuento de Cortazar, La señorita Cora, y cuando me doy cuenta van por el 315. Mejor me arrimo para cuando me llamen, las chicas del mostrador no tienen mucha paciencia y al segundo ya le incrementaron uno al contador. 316. Y ahí va otro que perdió su turno por despistado. Ahí lo veo agitando el brazo desde el fondo. Gordo, pelado y bajito, las tiene todas el pobre. Todo para llegar al mostrador, mirar para arriba y leer "No se atenderán números atrasados". 318. Yo, permiso. Hola, que tal? Tengo que llevar este medicamento, es para la alergia, toma la orden, la tarjeta de la pre-paga? Si, acá. Otro con paciencia fingida, yo estoy acá desde las 8 de la mañana para que este pibe venga a hacerse el relajado, te voy a pedir todo, todo y mas bien que no te falte ni una firma. Encima hoy me quería ir a comprar un pantalón al centro, que hora es? Las 8? Ahora ni ganas tengo. Te falta la fecha. Que fecha? La fecha de emisión, no te puedo vender un medicamento recetado sin fecha, tenes 30 días hábiles para buscarlo una vez que te lo recetan, pero si no tiene fecha no te lo puedo vender. Tiene que estar de puño y letra del medico. Pero si acá está la fecha, fecha de emisión dice. A ver, oh!, si al costadito. Ahora tengo que hacer mi risita tonta, lo quise sacar corriendo y me corrió él. Bueno, al fin de cuentas que culpa tiene. Te van a llamar con este numero, y después pasas por caja. Con el calor que hace me sorprende que no se descompense alguien. Bueno, a esperar de nuevo. Sigo con La señorita Cora. Uh! No termino de pensarlo que se desploma una vieja. 299 almas. 318. Firma acá, toma el papel, paga en caja y volvé a retirar el medicamento. Me dirijo a la cola. Dos segundos después viene una señora y me pregunta si soy el último en la cola. Recordando un cuento de un autor desconocido le sonrió y le digo que no, que ahora es ella.

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